Rodolfo Palmero Romero es un ciudadano cubano que vive con insuficiencia renal severa, por lo que tiene que darse tres sesiones de hemodiálisis por semanas. De acuerdo con su testimonio, en el hospital General Agustino Neto el personal de la sala de hemodiálisis reutiliza las agujas de la máquina que realiza el tratado en la sangre. Esta práctica es peligrosa ya que puede traer contagios de otras enfermedades que padecen los pacientes, como él, que padece de hepatitis c. Además, esto puede dañar las venas que debido al mismo tratamiento ya se debilitan y presentan obstrucciones. Sumado a esto, el señor Palmero vive con su madre de 86 años en una habitación de madera con techo de zinc, catalogado como en peligro de derrumbe, y sin las condiciones necesarias para una persona en su estado de salud.
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JTMK/33