Tras participar en protesta fue torturado psicológicamente y condenado a 26 años de prisión



La víctima fue privada de su libertad por participar en las protestas del 12 de Julio que tuvieron lugar en la Güinera. Recibió amenazas de ser fusilado en 100 y Aldabó, de ser condenado a cadena perpetua y con no poder volver a ver a su hija. Fue sometido a interrogatorios que se realizaban a cualquier hora del día, incluso en la madrugada, lo cual conllevó a que perdiera la noción del tiempo. El objetivo era hacerlo confesar vínculos inexistentes con terroritas del exilio e incluso lo acusaban de ser la cabacellila de la rebelión; y, en El Combinado del Este, fue encerrado con los presos más peligrosos. La petición fiscal fue de 25 años de cárcel por un supuesto delito de sedición, fue condenado a 26 años de privación de libertad y fue trasladado al régimen de máxima severidad por dos años.


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GPLA/74