El 10 de enero, a las 8:30 am, un activista fue detenido por dos oficiales de la contrainteligencia cuando se trasladaba a la panadería. La detención se produjo sin orden de detención, ni acusación en su contra por delito alguno. Los oficiales se hicieron llamar mayor del Departamento de Seguridad del Estado (DSE) Leonardo y el oficial Maycol, los cuales lo trasladaron en el auto patrulla No. 776 a la estación policial de Zapata y C en el Vedado, y dieron la orden de que lo introdujeran en un calabozo sin derecho a comunicarse vía telefónica con familiares o amigos. El activista permaneció en el calabozo No. 2, junto a 6 delincuentes comunes y un enfermo mental, hasta las 3 pm cuando lo trasladaron en un auto particular modelo Lada color verde a la estación policial de la Lisa, donde fue recluido en otro calabozo hasta las 1:20 am del día siguiente, sin la medicación que necesitaba por su presión arterial, sin ingerir agua ni alimento alguno, y sin que se le hubiera permitido llamar a sus familiares, para que conocieran de su paradero. Por motivos de una riña a la 1:20 am, entre policías uniformados y policías encubiertos, fue conducido a un local fuera de la estación, donde lo recluyeron hasta el amanecer en una habitación con aire acondicionado a muy alta potencia. Sobre las 7 am fue conducido a la estación policial nuevamente, donde una doctora lo examinó y comprobó que la presión arterial del activista era de 173 con 111, por lo que orientó si traslado a un centro médico. A partir de ese momento, y debido a que en ningún momento de la detención se le brindó la más mínima atención, el activista se negó a recibir asistencia médica y a ingerir líquidos o alimentos hasta tanto no fuera puesto en libertad. Sobre las 9 am del 11 de enero, oficiales de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) le preguntaron el motivo de su arresto, cuando el activista les dijo que no lo conocía y les dijo que había sido detenido arbitrariamente el día anterior a las 8:30 am en plena calle y sin orden de detención ni delito alguno, los agentes se retiraron y sobre las 11 am regresaron para dejarlo en libertad sin explicación del motivo de la detención. El teléfono móvil del activista había sido confiscado por los agentes de contrainteligencia el día anterior pero no fue devuelto al momento de la liberación. Una vez en libertad, el activista se dirigió a la carpeta de la estación policial de la Lisa con el objetivo de presentar una demanda contra la unidad de contrainteligencia del DSE pero le es negado este derecho. Un Teniente Coronel, jefe de la estación policial, le dijo delante de personas y policías presentes en la carpeta de la estación policial que los contrarrevolucionarios no tenían derecho a reclamar nada por desconocer la constitución del país.
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Policía
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